Seguridad hospitalaria: Reducción de los riesgos de contaminación mediante la monitorización del entorno
Garantizar la seguridad y esterilidad de los entornos hospitalarios es fundamental para la asistencia sanitaria moderna. La contaminación en áreas sensibles, como quirófanos y zonas de almacenamiento estéril, puede provocar graves consecuencias para los pacientes, entre ellas las denominadas infecciones nosocomiales o infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria (HAI). Para mitigar estos riesgos es esencial un enfoque exhaustivo de la monitorización ambiental. La vigilancia de parámetros como la temperatura, la humedad relativa, la presión diferencial, los niveles de dióxido de carbono (CO2), los cambios de aire por hora (ACPH), las partículas en suspensión en el aire (ISO14644) y la concentración de gases anestésicos en las zonas quirúrgicas y de alto riesgo puede mejorar significativamente la seguridad.
La importancia de la monitorización ambiental en los hospitales
En los entornos sanitarios, las condiciones ambientales están directamente relacionadas con el control de infecciones y los resultados operativos. Las desviaciones en los parámetros monitorizados pueden comprometer la esterilidad, provocar contaminación aérea y condiciones quirúrgicas subóptimas, con implicaciones para:
Integridad de la esterilidad: Prevención de la degradación del instrumental quirúrgico y el material médico.
Control de la contaminación aérea: Garantizar que la presión diferencial impida la entrada o salida de aire contaminado.
Supresión de patógenos: El mantenimiento de niveles específicos de humedad reduce la proliferación microbiana.
Zonas clave que requieren una monitorización rigurosa
Ciertas zonas del hospital son especialmente vulnerables a la contaminación y exigen un mayor nivel de precisión en la monitorización.
Quirófanos
Los quirófanos son entornos de alto riesgo en los que es obligatorio un control preciso de las condiciones ambientales. Los parámetros clave son:
Temperatura: Mantener un rango controlado para favorecer la termorregulación del paciente, la comodidad del personal, la esterilidad y el control de infecciones.
Humedad relativa: Evitar la condensación, la proliferación microbiana y las descargas electrostáticas.
Presión diferencial: Mantener una presión positiva para evitar que entre aire no filtrado en el quirófano.
Niveles de dióxido de carbono (CO2): Mantener unos niveles óptimos de CO2 contribuye al confort general y al estado de alerta del equipo quirúrgico, reduciendo la fatiga y manteniendo un alto rendimiento.
Cambios de aire por hora (ACPH): Alcanzar tasas adecuadas de renovación del aire diluye eficazmente los contaminantes transportados por el aire y mantiene su calidad.
Partículas en suspensión en el aire (ISO14644): la adhesión a la norma ISO 14644 garantiza el cumplimiento de las normas internacionales para entornos de salas limpias, mostrando siempre si la clase ISO de la sala es adecuada para el tipo de cirugía que se va a realizar.
Concentración de Gases anestésicos – Reduce el riesgo de exposición innecesaria a gases anestésicos para el personal de quirófano, lo que puede tener implicaciones para la salud a largo plazo, e identifica rápidamente cualquier fuga de gas o anomalía que pueda suponer un riesgo inmediato para los pacientes o el personal.
Áreas de almacenamiento estériles
La integridad del instrumental esterilizado depende de un control medioambiental preciso. Entre los parámetros clave controlados se incluyen:
Estabilidad de la temperatura: Evitar fluctuaciones térmicas que puedan degradar la esterilización.
Control de la humedad: Evitar la humedad que facilita la contaminación microbiana.
Salas de aislamiento
Las salas de aislamiento están diseñadas para contener agentes infecciosos o proteger a pacientes inmunodeprimidos. La monitorización garantiza:
Presión diferencial: la presión diferencial ayuda a mantener la dirección de flujo de aire requerida, asegurando que los contaminantes estén contenidos dentro de la sala de aislamiento y no escapen a otras áreas.
ACPH: La monitorización del ACPH garantiza que el aire se intercambia lo suficiente para diluir y eliminar los contaminantes transportados por el aire, manteniendo un entorno seguro para los pacientes y el personal.
La monitorización medioambiental es una obligación reglamentaria y una medida de seguridad fundamental. Mediante un seguimiento riguroso de parámetros como la temperatura, la humedad relativa, la presión diferencial, los niveles de dióxido de carbono (CO2), los cambios de aire por hora (ACPH), las partículas en suspensión (ISO14644) y la concentración de gases anestésicos, los hospitales pueden reducir significativamente los riesgos de contaminación, mejorar la seguridad y obtener mejores resultados. Las soluciones avanzadas de monitorización demuestran un compromiso con la calidad y la eficiencia operativa.